La seguridad del paciente y la gestión de riesgos son dos términos complementarios relacionados con los posibles daños al paciente durante la atención hospitalaria. En la literatura médica, se denomina «seguridad del paciente» al principio que persigue la integridad física del paciente en cada etapa del proceso asistencial por parte de todos los actores implicados en su cuidado. Según la OMS, «los acontecimientos adversos pueden estar relacionados con problemas de la práctica clínica, los productos, los procedimientos o el sistema».

A su vez, la «gestión de riesgos» en el ámbito hospitalario es el conjunto de procedimientos y normas que tienen como objetivo minimizar la probabilidad de lesión del paciente mediante el control de eventos adversos y planes de acción. «Mejorar la seguridad del paciente requiere un esfuerzo complejo de todo el sistema que abarca una amplia gama de acciones destinadas a mejorar el rendimiento; la gestión de la seguridad y los riesgos ambientales, incluida (…) la seguridad del equipo, (…) y el entorno en el que se presta la asistencia sanitaria», señala la OMS.

En la misma línea, según los últimos resultados del estudio IBEAS sobre prevalencia de eventos adversos en hospitales de Latinoamérica, la prevalencia global de pacientes con algún EA (Evento Adverso) fue de un 10,5%.

En este sentido, los sectores de ingeniería clínica de los hospitales, como parte de los agentes involucrados en el sistema de atención hospitalaria, son responsables tanto de la disponibilidad de los activos de la institución como de su correcto funcionamiento. Una gestión de riesgos no informatizada multiplica exponencialmente la aparición de eventos adversos, tales como:

– Lesiones directas al paciente por fallas en los equipos.
– Deterioro de la asistencia por errores en lecturas, mediciones y configuraciones.
– Asistencia deficiente por desconocimiento de la tecnología disponible para el tratamiento.
– Interrupción del tratamiento médico por falta de disponibilidad de los equipos.

Con el fin de ayudar a los equipos de ingeniería clínica y mantenimiento hospitalario a gestionar los riesgos y, por tanto, reducir los eventos adversos, el software de gestión Neovero proporciona un conjunto de funcionalidades diseñadas específicamente para garantizar la seguridad del paciente cuando está en contacto con equipos médicos:

– La segmentación por criticidad de los activos permite, por un lado, la clasificación por relevancia según el plan de gestión de la institución y, por otro, la definición de la prioridad de servicio en caso de falla.

– Prioridad de los servicios: vinculada al control por criticidad, permite definir diferentes perfiles de tiempo de servicio.

– Prioridad de sectores: definición de tiempos de respuesta por sectores, con el objetivo de priorizar los entornos más críticos.

– Nivel de riesgo: tipo de registro que clasifica las familias de equipos por la potencialidad de lesión al paciente.

– Control de competencias técnicas y certificaciones profesionales para la viabilidad de ejecución interna de servicios correctivos en equipos críticos y familias de riesgo.

– Definición de procedimientos técnicos para la ejecución de los servicios de acuerdo con las normas e instrucciones de los fabricantes.

Junto con los diferentes monitores de servicio, cuadros de mando e informes, los ingenieros clínicos pueden utilizar Neovero para:

– Monitorizar en tiempo real las órdenes de trabajo correctivas con prioridad de servicio, tanto por la criticidad del equipo, la prioridad del servicio a ejecutar o el sector solicitante.

– Analizar y controlar el cumplimiento de los SLAs acordados entre áreas.
– Programar planes de mantenimiento prioritarios definidos en función del grado de riesgo.
– Programación de planes de ronda e inspección para verificación de ítems críticos.
– Trazabilidad de las normas utilizadas en el mantenimiento.
– Análisis de las causas de ocurrencias y servicios realizados por criticidad y nivel de riesgo.

– Establecimiento de metas de desempeño por familia de equipo y modelo, para acompañar y aplicar los criterios de obsolescencia.

Teniendo en cuenta todo lo anterior, potenciar el uso de Neovero en ingeniería clínica no sólo favorecerá el buen funcionamiento de los planes de gestión de riesgos de la institución, sino también la automatización de una serie de procesos de control que neutralizan la posibilidad de error humano y, al final del proceso, la aportación de datos de enorme relevancia para la mejora continua de la gestión de riesgos.