Ofrecer servicios con calidad y garantizar la seguridad de los pacientes deben ser los objetivos de toda institución de salud, buscando siempre elevar y mantener el nivel de ese cuidado. Una forma de alcanzar y garantizar la excelencia en todos los servicios prestados es a través de programas de acreditación hospitalaria. Teniendo en cuenta la competencia entre las instituciones de salud del país, la demanda por la calidad en los servicios ofrecidos y su reconocimiento por empresas externas de acreditación se ha convertido en un diferencial para los potenciales clientes, pacientes y operadores de salud cada vez más conscientes y exigentes de sus derechos, calidad de los servicios buscados y excelencia reconocida.
La acreditación hospitalaria está compuesta por un sistema de evaluación y certificación de calidad de los servicios de salud. Con el objetivo de atender requisitos mínimos a través de la estandarización de procesos de la institución, y con ello mejorar la seguridad del paciente y garantizar una asistencia más cualificada. Acciones que involucran a todos los sectores de la institución y exigen la interacción entre ellos. Considerada un sistema complejo, sus procesos están interconectados, y su resultado final depende de los resultados de todo el conjunto.
Con la adhesión voluntaria, la acreditación es un proceso independiente y no gubernamental. En Latinoamérica, las organizaciones acreditantes más solicitadas son Accreditation Canada, NIAHO – Acreditación Nacional Integrada para Organizaciones de Salud, HIMSS – Healthcare Information and Management Systems Society y Joint Commission International.
Con origen en los Estados Unidos, la JCI es la empresa acreditadora más buscada por las instituciones de salud del continente. En general, se basan en patrones de evaluación más exigentes que los requisitos exigidos a nivel nacional y proporcionan un único nivel de acreditación: Gold Sea lof Approval.
A partir de los diferentes manuales publicados por las organizaciones acreditantes, destacamos a continuación algunos elementos que servirán de orientación a los sectores de mantenimiento general e ingeniería clínica para garantizar la consecución de los requisitos solicitados respecto a la gestión del parque tecnológico:
- Control y mantenimiento de la infraestructura de edificios y de las tecnologías según su complejidad.
- Las actividades a ejecutar (mantenimientos preventivos, calibraciones e inspecciones de rutina, planificadas a través de planes de mantenimiento para que se produzcan de manera segura).
- Teniendo en cuenta la criticidad de las áreas, minimizar el riesgo de accidentes, interrupciones y fallas, garantizando así la operación continua del edificio y de las tecnologías involucradas. En este punto es clave contar con planes de contingencia para sectores y equipos de alta criticidad.
- A partir de estos planes de mantenimiento se podrán prever las necesidades, planificar la ejecución y asignar recursos para adecuaciones, cambios y proyectos.
- Es fundamental la gestión y control del consumo de agua, energía, gases y materiales para la sostenibilidad del edificio, disminuyendo el volumen de residuos generado, evitando interrupciones en el suministro y gastos no presupuestados.
Así mismo y de manera general, la institución de salud debe:
- Disponer de tecnologías, insumos y equipo técnico calificado dimensionados adecuadamente para atender las necesidades del servicio.
- Realizar el inventario del parque tecnológico conteniendo datos catastrales de los equipos, debiendo actualizarse cada vez se realice una nueva adquisición o desactivación de equipamiento.
- Mantener, a partir del inventario, el registro histórico de cada equipo, conteniendo la identificación de su ubicación, informaciones de instalación, transferencias, capacitaciones, consumo de piezas, fallas e intervenciones técnicas realizadas.
- Ejecutar periódicamente los mantenimientos preventivos, calibraciones, pruebas de seguridad eléctrica y rutinas de inspección a través de procedimientos técnicos descritos, y siguiendo un plan de mantenimiento predefinido, a fin de garantizar la confiabilidad y disponibilidad de las tecnologías médicas. Los planes deben ser elaborados y estar disponibles para los demás sectores de la Institución.
- Definir planes de contingencia en caso de indisponibilidad de equipos críticos.
- Registrar y poner a disposición en el historial del equipo las evidencias de la realización de los mantenimientos y su trazabilidad.
- Evaluar los servicios prestados por medio de empresas tercerizadas, contratadas puntualmente a partir de un contrato de mantenimiento, para garantizar la continuidad de la calidad en los servicios.
- Controlar los contratos de mantenimiento existentes con proveedores, plazos para atención y solución y, también, sus costos, alcance y vigencia de los servicios ejecutados a fin de evitar gastos innecesarios con otros proveedores.
- Establecer criterios de priorización para atención de llamados, criterios que deben ser bien conocidos y accesibles por los sectores involucrados.
- Permitir la evaluación de los servicios ejecutados para garantizar la mejora continua del proceso.
- Poseer herramientas para monitorear la eficiencia de los servicios y para verificación de la mejora continua, tales como los indicadores de desempeño generados a partir de informaciones obtenidas de histórico de los equipos y sectores.
- Basado también en indicadores, identificar la necesidad de capacitación de los equipos asistenciales en cuanto al manejo, operación y conservación de los equipos, evidenciando la capacitación continuada.
Por lo tanto, la gestión de tecnologías médicas y los sectores involucrados es también una preocupación en el proceso de garantizar la calidad en los servicios médicos prestados, lo que implica principalmente la gestión de equipos médicos. Se deben cumplir con los requisitos mínimos de seguridad y confiabilidad esperados y exigidos, ya que su uso se aplica directamente con usuarios y pacientes.
Tener un sistema de gestión de mantenimiento informatizado (CMMS) es el primer paso para alcanzar una acreditación para los sectores de mantenimiento general e ingeniería clínica, así como para conseguir niveles de alto desempeño y de gestión eficiente, ya que todos los elementos de orientación apuntados el presente artículo son fácilmente gestionados a través de herramientas informáticas adecuadas. Más allá de las exigencias propias de una acreditación hospitalaria, con Neovero es posible garantizar la reducción de costos, optimizar el tiempo de trabajo, prolongar la vida útil de los equipamientos, mejorar el control, trazabilidad y planificación de las actividades de mantenimiento, así como su eficacia y, con ello, minimizar riesgos para los pacientes, usuarios y medio ambiente.